Entre muchos logros y preseas alcanzadas por la bolichera en una carrera que se extiende por más de 20 años, la llegada de sus dos hijos ha sido su más apreciado trofeo
- Desde su época de juvenil hasta las mayores ha sido una integrante de la selección nacional de boliche
Por: PEDRO BRICEÑO
Santo Domingo, R.D. – Economista, matriculada Suma cum laude en INTEC, quien vela con el respeto, calidad y consistencia en su trabajo y en el boliche, deporte cuyo juego depurado ha provocado que se entone el canto patrio. Estos atributos conjugan gran parte de la vida de Virginia Bello.
Ah, también y sin quizás, lo más trascendente en su carrera terrenal y que se convierten en sus dos más apreciados trofeos, juega un rol primordial como la madre de Enrique Galván Bello (10 años) y Daniel Enrique Galván Bello (3 años).
De los variados juegos perfectos que han tirado en una carrera en el boliche, que se extiende por más de 20 años, traer al mundo a Enrique y Daniel representan los dos logros que mayores emociones les han proporcionado en su vida y por quienes cada día batalla y se esfuerza por superarse, a fin de mantener una gran estabilidad familiar.
Aunque su jornada laborar inicia bien temprano como asesora en el Ministerio de Hacienda y luego asiste a entrenamientos o partidos en el Sebelen Bowling Center, Bello no negocia el llevar cada día a sus niños al colegio y nunca se marcha a la cama sin antes darle un beso en la frente a cada uno de sus vástagos.
Hija de Virginia Mejía, una de las pioneras en la parte femenina del boliche en el país, la medallista de oro en el VII Iberoamericano de esta disciplina celebrado en el 2018 en el país, recuerda que iba de la mano de su progenitora a la desaparecida Bolerama Naco, pero sin imaginarse de que en algún momento se enamoraría tanto de este deporte como ocurre desde entonces.
“Esto representa un gran reto el poder lidiar y hacerlo con altura de todos los roles que sobrellevamos a nivel profesional, como madre, también ser y mantenernos como atleta de alto rendimiento”, expresó Bello, quien el pasado año conquistó la presea de plata en el campeonato nacional de boliche que organiza la federación de esta entidad, además de un oro individual como miembro de la Fuerza Aérea en los Juegos Militares.
Pero como si jugara un partido de dobles o triples, Bello está conscientes que estos roles nunca se materializarían si no existiera el trabajo en equipo.
Es por esto que cuando tiene torneos internacionales en su institución gubernamental en la que actualmente tiene la posición de asesora de Economía y ha laborado los últimos 20 años siempre ha contado con jefes, quienes siempre le han brindado su soporte.
Asimismo, cuando tiene que salir fuera del país, ha contado con su esposo (Enrique Galván Brito), madre, suegros, quienes les cuidan a sus dos vástagos y por ende le permiten representar con altura los colores patrios, como ocurrió en el 2015 cuando en el panamericano femenino consiguió junto a Aumy Guerra la clasificación del país para los Juegos Panamericanos que se efectuaron ese año en Toronto.
Aunque, a pesar de logros que provocan alegrías, en ocasiones piensa que en algún momento ha fallado y que sus niños la necesitan más.
Pero también existen fechas de ellos que son innegociables como sus cumpleaños, algunas reuniones y festividades en sus colegios. En estos acontecimientos cada vez estoy ahí con ambos, así como los fines de semana lo dedicó a ambos y la familia en general”, expresa solo minutos antes de efectuar una jornada en la que formaría binomio con la veterana Rosanna García en la Liga los Super Amigos, que cada miércoles juega en la Bolera.
“El boliche más que un deporte es como un encuentro familiar, un estilo de vida, se conocen muchas personas, tiene la oportunidad de desarrollarte y si alcanza buen status puede formar parte de la selección y por ende viajar”, sostiene.
Uno de sus momentos más gratos fue cuando una vez Don Rolando Sebelén, inmortal del Deporte Dominicano llamó a su casa y le dijo a su madre Virginia.”Mira yo quiero jugar un mixto con Virginita”. Esta para entonces era una “novatica” de unos 15 años y se puso nerviosa al escuchar esas palabras del llamado padre del boliche en el país.
Los logros y ascensos en su trabajo, integrar por mucho tiempo la selección nacional de boliche, no ha impedido que Virginia saque notas sobresalientes también en el cuidado de sus hijos, de quienes a pesar del tiempo que permanece fuera nunca se despega del contacto de sus dos seres queridos.