Por: EP
Madrid, España.- La Humanidad ha visitado Urano sólo una vez, y ahora se cumplen 36 años. La nave Voyager 2 de la NASA llevó a cabo su paso más cercano del misterioso lejano planeta gaseoso el 24 de enero de 1986.
Voyager 2 envió impresionantes imágenes del planeta y sus lunas durante el sobrevuelo, que permitió unas cinco horas de estudio detallado, a sólo 81.500 kilómetros de distancia.
«Sabíamos que Urano sería diferente porque está inclinado hacia un lado», dijo Ed Stone, científico de la misión Voyager, con sede en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena, desde 1972, informa la NASA.
Urano se reveló como el planeta más frío conocido en nuestro sistema solar, a pesar de que no es el más alejado del Sol. Esto se debe a que no tiene ninguna fuente de calor interna.
Los científicos determinaron que la atmósfera de Urano es 85 por ciento de hidrógeno y 15 por ciento helio. También hubo pruebas de un océano hirviente a 800 kilómetros por debajo de las nubes.
Los científicos encontraron que Urano tiene un campo magnético diferente a cualquiera que jamás se había encontrado previamente. En Mercurio, la Tierra, Júpiter y Saturno, el campo magnético se alinea aproximadamente con el eje de rotación.
«Luego llegamos a Urano y vimos que los polos estaban más cerca de la línea ecuatorial», dijo Stone. «Neptuno resultó ser similar. El campo magnético no estaba muy centrado con el centro del planeta.»
Este campo magnético de Urano era también más fuerte que la de Saturno. Los datos de la Voyager 2 ayudaron a los científicos a determinar que la cola magnética de Urano gira en una hélice que se extiende 10 millones de kilómetros en la dirección apuntando lejos del sol. La comprensión de cómo los campos magnéticos planetarios interactúan con el sol es una parte clave de la meta de la NASA para comprender la naturaleza del espacio. No sólo el estudio de la relación sol-planeta proporcionaa información útil para el viaje espacial, sino que ayuda a arrojar luz sobre los orígenes de los planetas y su potencial para albergar vida.
Miranda
Voyager 2 también descubrió 10 nuevas lunas (hay 27 en total) y dos nuevos anillos en el planeta, que también resultó fascinante. Una luna helada llamada Miranda reveló un peculiar paisaje variado y la evidencia de actividad geológica activa en el pasado. Con sólo alrededor de 500 kilómetros de diámetro, este pequeño objeto cuenta con cañones gigantes que podrían ser hasta 12 veces más profundos que el Gran Cañón del Colorado. Miranda también tiene tres características únicas llamadas «coronas», que son grupos de crestas de cráteres y valles. Los científicos creen que esta luna pudo haber sido destrozada y luego volvió a tomar forma.
Los planificadores de la misión diseñaron el encuentro del Voyager 2 con Urano para que la nave espacial recibiría una asistencia gravitatoria que le ayudase a llegar a Neptuno. En 1989, la Voyager 2 añadió Neptuno a su hoja de ruta.
Voyager 2 fue lanzada el 20 de agosto de 1977, 16 días antes de su gemela, la Voyager 1. En agosto de 2012, la Voyager 1 hizo historia como la primera nave espacial en entrar en el espacio interestelar. Voyager 2 también cumplió esta gesta en noviembre de 2018.