Por: Rocío Regalado
Santo Domingo.- El saludo es un gesto de cortesía de una persona al iniciar una conversación, al encontrarse o presentarse ante alguien.
Es una expresión que por su naturaleza cuasi orgánica, debería resultar sencilla, pero que, cuando se traslada a la dimensión protocolar, requerirá observar algunas previsiones que dictaminan su corrección.
Dar la mano, por ejemplo, será por mucho el saludo más universal y comúnmente aceptado entre todos los saludos, por las distintas culturas y costumbres.
Para sentir seguridad y emplear un correcto lenguaje corporal a la hora de saludar, la guía más básica y fácil de memorizar, podríamos resumirla en las siguientes acciones:
Mirar a los ojos, manteniendo el contacto visual, que no es lo mismo que mantener una actitud intimidante, sino, por el contrario, mostrar el agrado con una mirada amable, firme y cálida durante algunos segundos, a lo largo de los cuales el receptor del saludo se sienta bien recibido.
Hay que cuidar que al apartar la mirada esta no se dirija al suelo, a los lados o luzca desorientada, porque la idea será siempre mostrar atención y cortesía.
Sonreír es un recurso importante, ya que la propia definición del saludo nos habla de que hay que ser simpáticos, corteses y afectuosos: ¡hay que sonreír!, pero cuida tu dosis de alegría, para que no incurras en excesos o comuniques de forma incorrecta lo que debería ser un gesto de espontaneidad. Una cara seria podría percibirse como falta de voluntad o peor aún, de obligatoriedad al saludar.
Inclinarse ligeramente hacia la otra persona podría dar señales de horizontalidad o acercamiento. Si no estás en control de esta expresión, mejor es conservar tu postura natural, porque a más de uno se le ha visto tropezar con la cabeza ajena.
Es muy importante considerar y conservar la postura del brazo que saluda. Este debe mantenerse firme y en un ángulo de apertura mayor a 45º, sin dejarlo caer, pero tampoco mantenerlo en excesiva rigidez.
En cuanto a los tipos, formas y posturas
El saludo de manos debe hacerse cuando se está de pies. Las personas que se saludan deben mantenerse en un sitio, nunca en movimiento.
Tradicionalmente se saluda dando la mano derecha. Hay personas que añaden a este gesto algún otro, tal como colocar la mano libre encima de las dos manos que saludan, lo que conocemos como un apretón de manos.
Es exactamente como lo vimos en el caso del saludo entre el primer mandatario dominicano, Luis Abinader, y el presidente de Chile, Gabriel Boric, en ocasión de su visita para asistir a la toma de posesión de este último.
Además del apretón de manos, agarrar por el codo a la otra persona, dar unas palmadas en la espalda, entre otras, son formas de saludo, que si bien no son las más protocolarias, se admiten en determinadas circunstancias.
Al saludar se debe procurar no agitar la mano en exceso, con un gesto exagerado de vaivén o balanceo. Siempre será más agradable un saludo discreto y conservador.
Una forma correcta de hacerlo es mover únicamente la muñeca, en un movimiento muy corto y tranquilo.
Una de las mayores dudas a la hora de saludar se expresa acerca de quién debería saludar primero. Protocolarmente la persona de mayor rango o importancia es quien tiende la mano a la persona de rango inferior.
La prudencia y la educación son grandes armas que ayudarán a que, en caso de dudas, la persona espere a que le ofrezcan su mano, primero, las personas de mayor rango o edad, las mujeres y sus superiores.
Conocer el protocolo, valerse de la educación, la prudencia, la simpatía y espontaneidad a la hora de saludar cotidianamente, en los negocios o en la vida pública, salude a quien se salude, le asegurarán una buena imagen, una experiencia agradable, además de que le abrirá las puertas a relaciones sinceras y duraderas. Especial para Listín Diario