Por: Luisa Blanco
El canal de La Vigía en Dajabón tiene su historia que inició con el asentamiento de una colonia japonesa que llegó a la República Dominicana después de la Segunda Guerra Mundial.
En esa comunidad, llamada también “La Colonia de los Japoneses en La Vigía”, se construyó un canal muy pequeño para llevar agua específicamente a una hacienda de arroz cultivada por los japoneses a finales de 1970.
Luego se decidió hacer un dique binacional en el río Masacre, con agua binacional, que se construyó en la aduana de Dajabón con fondos japoneses.
“Ese dique se construyó para mejorar el canal que ya existía y me tocó inaugurarlo en el año 1983. Fue una obra preciosa en común acuerdo con las dos naciones”, señaló el ingeniero Silvio Carrasco, Director de la Unidad de Gestión de agua de la PUCMM y Exdirector Indrhi,
El canal de La Vigía vuelve a estar en la palestra desde que en Haití se comenzó a construir el canal en el río Masacre, que en parte marca la frontera de este país con República Dominicana.
El pasado mes de septiembre el presidente Luis Abinader anunció la reactivación del canal de La Vigía para contrarrestar las consecuencias de la construcción de un canal sobre el río Masacre por parte de civiles haitianos, obra considerada por el Estado dominicano como violatoria del Tratado de Paz de 1929 que prohíbe la desviación de los ríos transfronterizos. “Ahora con este conflicto sale de nuevo a relucir el canal de la Vigía, en consecuencia, como ya Haití está haciendo un canal de la toma que tiene este canal lo más lógico es que vuelvan al origen del mismo rehabilitando dicha toma”.
El canal de La Vigía está amenazado
De acuerdo con el ingeniero Carrasco el canal de Haití pone en peligro al canal de la Vigía porque si ellos continúan esa obra y regulan el río Masacre en esa parte no van a tener agua. Aunque La Vigía es un dique dominicano, si Haití quiere conectar su canal de ese dique, lo pueden hacer sin problema porque lo que se hizo en 1984 fue una rehabilitación, no del dique sino, de la toma para poner bombas que no existían antes.
Su propuesta
Para el exdirector del Indrhi lo ideal sería que se proceda con un dique como se hizo en 1984, pero ahora tiene que ser binacional por el lado de Pedernales con una toma al lado derecho del este para República Dominicana y una compuerta en el lado izquierdo para Haití. “Planteo un dique binacional para conectar el canal haitiano a ese dique y le funciona de maravilla a ambas naciones. Sin embargo, sigue siendo provisional porque no resuelve el problema en época de sequía”.
La presa Don Miguel
En la presa Don Miguel está la solución para resolver el problema definitivo de agua en Haití que estaría ubicada en la sección que tiene el mismo nombre del proyecto, enclavada en la provincia Dajabón, justo en la cuenca alta del río Masacre.
Es importante resaltar que esta obra se ha puesto sobre la mesa desde la administración de Silvio Carrasco en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), en la gestión del entonces presidente Hipólito Mejía. Se estima que la construcción se llevará unos 30 meses, con un costo aproximado de 2,700 millones de pesos.
Es reiterativo al aclarar que la República Dominicana no necesita la presa de Don Miguel, quien sí la necesita es Haití. “Los dominicanos no necesitan presa para resolver el problema de agua en el área de Dajabón porque ya la tienen, pero no es el caso de Haití, de manera que lo que anuncia el presidente Abinader es una contribución para solucionar este conflicto de una forma permanente porque lo que se está haciendo ahora es provisional”.
Un acuerdo de agua
Desde su óptica esta importante obra se tiene que realizar con una mesa binacional porque está en el lindero de los dos países, una parte del lado oeste de Haití y otra parte del lado este de la República Dominicana.
“Este es el protocolo que conlleva una obra de esta magnitud porque si continúan haciendo el canal al revés, nunca se hacen de la cola a la cabeza, muy alto, a un metro y medio de altura del río, sin dique, tirando palas, protestando de aquel lado y gritando por la línea fronteriza, esto solo puede provocar riesgos de inundaciones del lado de Haití”, dijo.
Insiste que lo correcto es una mesa técnica dirigida por los organismos internacionales, en este caso la Organización de Estados Americanos (OEA) que tiene la experiencia de haberlo hecho en otros países en América Latina que comparten aguas binacionales y han experimentado problemas por la regulación de sus acuíferos.